Nunca he sentido
tu respiro en mi espalda,
pero conozco la paz
que tus abrazos pueden darme.
Nunca te he dejado un te quiero,
pintado en el espejo del baño,
pero no paro de inventar las palabras
que cada día quiero dedicarte.
Nunca te he visto,
pero sé cómo hueles.
2 Comentarios